Entre los principales cambios se encuentran actualizaciones importantes en los sistemas de semaforización, con el objetivo de fortalecer la seguridad vial y optimizar la movilidad para peatones, ciclistas y usuarios del transporte público. Uno de los cambios más notables es la incorporación de semáforos peatonales de piso y nuevas estructuras para su instalación. Se incluyen soportes con ménsulas largas, semáforos suspendidos por cable y postes en bases provisionales. Estas variaciones buscan adaptarse a las condiciones físicas de las vías, mejorar la visibilidad de los dispositivos y garantizar una instalación segura y estandarizada.
La regulación de los semáforos peatonales también se actualiza con criterios que priorizan la seguridad y accesibilidad. Las nuevas normas exigen una mejor visibilidad tanto de día como de noche, la colocación de señales a una altura de entre 2,05 y 3 metros, y la construcción de rampas en zonas de cruce para personas con movilidad reducida. Los semáforos de piso, tecnología pensada para aumentar la atención de los peatones en cruces, también se implementarán.


Adicionalmente, se introducen semáforos especializados para el transporte masivo, como los sistemas BRT (buses de tránsito rápido) y tranvías. Estos dispositivos contarán con módulos luminosos diseñados exclusivamente para estos vehículos, con disposición vertical u horizontal, según el espacio disponible. La idea es que estos sistemas de transporte operen de manera más eficiente, sin interferencias con el resto del tráfico.
Con estas modificaciones, el Gobierno busca una señalización más moderna, inclusiva y funcional. El nuevo manual no solo estandariza elementos técnicos, sino que refuerza el compromiso con una movilidad más segura para todos los actores viales, adaptándose a las necesidades actuales del entorno urbano y del transporte público.
Esta nueva reglamentación permite una interacción más amigable con los actores viales.
