En Colombia, la congestión vehicular se ha convertido en uno de los principales problemas de movilidad urbana, afectando la calidad de vida de millones de ciudadanos. Según diversos estudios internacionales como el de INRIX Global Traffic Scorecard y análisis locales del DANE y el Ministerio de Transporte, varias ciudades colombianas figuran entre las más congestionadas de América Latina. Esta situación no solo genera pérdida de tiempo, sino también impactos negativos en la productividad, el medio ambiente y la salud mental de los habitantes.
Bogotá encabeza la lista como la ciudad donde más tiempo se pierde en el tráfico. Los capitalinos pueden llegar a pasar más de 120 horas al año atrapados en trancones, especialmente en corredores clave como la Avenida Boyacá, la Carrera Séptima o la Autopista Norte. El crecimiento acelerado del parque automotor, la limitada infraestructura vial y el rezago en la ampliación del sistema de transporte público han exacerbado el problema, a pesar de los esfuerzos como el Transmilenio o la futura primera línea del metro.


Medellín ocupa el segundo lugar, aunque presenta una mejor planificación urbana que la capital. No obstante, el incremento del parque vehicular particular y las limitaciones geográficas del Valle de Aburrá dificultan el flujo constante del tránsito. A pesar de contar con un sistema integrado de transporte como el Metro, Metrocable y buses alimentadores, los ciudadanos aún enfrentan largas horas en embotellamientos durante las horas pico, especialmente en vías como la Avenida Regional o la Autopista Sur.
La perdida de tiempo en los trancones de las ciudades, produce perdidas tanto económicas como en el estado mental de las personas.
Cali y Barranquilla también destacan por sus problemas de movilidad. En Cali, los cuellos de botella en puntos neurálgicos como la Calle 5ª o la Autopista Simón Bolívar afectan gravemente el desplazamiento diario, a pesar de contar con el sistema MIO. Barranquilla, por su parte, experimenta dificultades similares, agravadas por la falta de una red de transporte masivo eficiente y el crecimiento desordenado en su periferia urbana. Estas condiciones hacen que los trayectos que deberían durar 20 minutos, se extiendan fácilmente a una hora o más.
En resumen, el problema del tráfico en Colombia requiere soluciones integrales que combinen inversión en infraestructura, fortalecimiento del transporte público, políticas que desincentiven al uso del vehículo particular y mejor planificación territorial. Solo así se podrá recuperar parte del valioso tiempo que hoy se pierde en las vías urbanas del país, mejorar la calidad de vida de los ciudadanos y avanzar hacia una movilidad más sostenible.
